martes, 14 de abril de 2009

Lazos blancos

He dejado pasar el tiempo pertinente para ver como se desarrollaba durante la Semana Santa la petición de la Conferencia Episcopal Española de que las hermandades portaran lazos blancos contra la ampliación de la ley del aborto. Afortunadamente ha imperado la cordura en una mayoría aplastante de esas hermandades, mientras que en una minoría (casos de Madrid, Valladolid, Granada, etc.) han portado esos emblemas antiabortistas. Y digo que ha imperado la cordura porque una gran cantidad de esos hermanos no han querido politizar un acto multitudinario que da cabida a religiosos y no religiosos, a creyentes y no creyentes, porque hay algo que está muy claro: la Semana Santa se escapa de lo eminentemente religioso para abarcar folclore, o sea el conjunto de creencias, costumbres, artesanías, etc., tradicionales de un pueblo, tal y como dice el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua.


Habrá quien se encierre únicamente en el apartado religioso, pero somos otros muchos, yo diría una inmensa mayoría, los que acudimos a las procesiones con el ánimo de ver un arte (sacro, pero al fin y al cabo arte). Lo mismo, que todas aquellas personas que van a ver diariamente la Capilla Sixtina y no lo hacen por fervor religioso, sino por disfrutar de la majestuosidad artística de Miguel Ángel y otros artistas del Renacimiento y Barroco. A esas personas no se les pide la fe bautismal, no se les exige estar casados por la iglesia católica o que expresen públicamente su posición a favor o en contra del aborto, no. Lo único que se les pide es que pasen por caja, porque en cuestiones de dinero y nunca mejor dicho, ¡con la Iglesia hemos topado!


Aparte de las esculturas, también es hermoso escuchar la música de esas bandas y cornetas, de las bandas polifónicas, etc., tocando esas piezas musicales que como “La saeta”, poema de don Antonio Machado y musicada por Joan Manuel Serrat, pone los vellos de punta al más ateo de los ateos.


Y qué me dicen del esfuerzo ímprobo de esos costaleros para marchar al unísono al son de cornetas y tambores, que por cierto, ha habido alguna que otra cofradía (caso de Melilla), donde han tenido que recurrir a “sin papeles” y de fe islámica para que pasos religiosos católicos estuvieran en la calle. ¿Un contrasentido?, yo diría que no. Ello reafirma mi pensamiento de que somos una mayoría aplastante los que no participamos del fervor católico (ni por supuesto de la intransigencia de su jerarquía), y sin embargo participamos de la Semana Santa como tradición de nuestro pueblo.


A todas esas personas nos hubiera molestado contemplar lazos blancos en esos pasos por los motivos aducidos, cuando ocurren crímenes execrables cada día y la Conferencia Episcopal Española no dice ni mu al respecto. Es más ¿recuerda alguien si el señor Rouco y compañía manifestó algo contra el aborto y solicitó al señor Aznar (8 años presidente de España), que suprimiera la ley del aborto?


En fin, menos lazos blancos y más blancura en el corazón señores obispos.

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