domingo, 28 de marzo de 2010

“Dejad que los niños se acerquen a mí”

Parece ser que el fundador del cristianismo, un tal Jesús, llegó a decir: “Dejad que los niños se acerquen a mí”. Y que algunos de sus seguidores modernos y no tan modernos, han llevado a un extremo asqueroso esa afirmación.
Irlanda, EEUU, Alemania, Italia, España, y un largo etc., han sido terreno abonado para tales desmanes. Lo más execrable de estas acciones (que lo son) no es que sean “sólo” pecados, sino que son delitos que no fueron denunciados por las autoridades eclesiásticas ante la justicia. Autoridades entre las que se encuentra el actual Papa Benedicto XVI, que sabían lo que ocurrían y como digo no llevaron ante los jueces a esos criminales que se aprovecharon de la indefensión de unos niños y en muchos casos disminuidos.
Si repugnante fueron y son esos malditos bastardos, no se quedan atrás aquellos que los ampararon y permitieron que siguieran con sus acciones.
Que a los niños se les hayan inculcados que un sacerdote sea una persona en la que confiar, porque les cuidaría y les protegería, y se descubra que debajo de sus malditas sotanas sólo se vea el cuerpo de un maldito cerdo, el único consuelo que nos queda es que les llegue su san Martín. Que la justicia haga justicia con ellos y con sus encubridores. Y cuando un niño se acerque a un sacerdote sea con la confianza de que no sufrirá abusos que lo marque para toda su vida.
En fin hay gente que no tiene perdón de Dios, aunque sean el mismo Papa y su hermano, que miraron para otro lado ante estos desmanes.
Saludos.

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