Hace unos días nuestro querido Rajoy celebraba la ayuda a la
banca española (no RESCATE) haciendo la ola en Polonia viendo a la selección
española de fútbol. Aquella ola tras los movimientos telúricos producidos,
sobre todo en Germania (su amiga Merkel le fustiga que da gusto), se ha
convertido en tsunami.
Ha sido de tal magnitud que no hay escala que mida lo que nos
ocurre y parece que para contentar a no sé qué mercados ahora nos dice desde
México que el rescate es “tremendamente dañino”, pero ¡bueno!, ¿en qué quedamos
Mariano?, ¿celebramos o no celebramos?, ¿presionaste o te presionaron?, ¿diste
o te dieron?
En el fondo, Mariano, me parece que no te atreves a salir del
armario y decirle al personal que no pintas nada en ningún sitio, que este país
desde que tú lo gobiernas no hacen más que bajarnos nuestra fiabilidad
internacional y subirnos la prima. ¡Esta chica va para pívot de baloncesto!
En fin, Mariano, te podría decir que me das pena, pero no. Eres
el Presidente de este país y sólo espero de ti un acto de generosidad para esta
España con la que se te llena la boca: Dimite, búscate un kiosco y ponte a
vender chuches.