El debate celebrado el
pasado lunes 7 de diciembre trae cola por muchos motivos, yo quiero centrarme
en el durante. En primer lugar ningún contendiente debiera haber permitido
varias anomalías desde mi punto de vista, como que el principal contendiente no
estuviera presente y delegara en su escudera el intentar dar la talla, que no
la dio, mientras él retozaba en el PN de Doñana. Esa actitud demuestra una
cobardía sin precedentes en un máximo gobernante al no enfrentarse a la crítica
de su nefasta gestión, una gestión marcada por el retroceso de los derechos
sociales de los españoles y españolas, por el castigo a las clases sociales más
bajas, por hacer desaparecer a las clases medias y por enriquecer aún más a sus
amiguitos del alma del IBEX 35.
En segundo lugar, se
habla mucho de la interconectividad, que hoy en día no se puede caminar sin
internet, etc., etc. Es un mensaje que nos mandan pero que no se lo acaban de
creer, porque cómo es posible que no se permitieran dispositivos móviles para
que cualquier dato que se diera pudiera ser contrastado por los otros
comparecientes y quedara retratado el que lanzara un dato falso. Así ocurrió
más de una vez y no se cayó en rectificar a más de uno y principalmente a una.
En tercer lugar por qué
no se les invitó a que se apoyaran en los atriles. Desde mi punto de vista
hubieran estado más cómodos a la hora de hablar.
Y el remate del tomate…,
se les “castigó” sin poder utilizar el váter, ¡claro por si sacaban alguna
chuleta! Demasiado para mi cuerpo. Eso sí, que fuera dirigido por una
periodista que va de diva por la vida, engreída como ella sola, que parecía la
protagonista, desde mi punto de vista tampoco se debiera haber permitido.
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