lunes, 23 de febrero de 2009

Sueldo indecente

Ha salido estos días en la prensa, tanto nacional como provincial, el sueldo del primer edil de la ciudad de Huelva. Este señor de todos conocidos por su amor al folclore, por estrechar las manos de los onubenses a diario, por su sonrisa bonachona, por los gritos continuos de ¡Viva Huelva!, por llevar a Huelva en su corazón..., parece que también la lleva en su cartera, ¡claro! como está muy cerquita de éste, pues ya se sabe.


De cobrar durante el año 2008 la friolera de 91.200 euros, pasará este año a los 97.100 (El País, 21 de febrero de2009). No está mal, no señor. Recurro al diccionario de la RAE y en él se nos dice que indecente es sinónimo de indecoroso, y que éste a su vez significa que carece de decoro, o lo ofende. Sigo indagando y me encuentro con decoro y en su acepción 5ª aparece literalmente: “m. Nivel mínimo de calidad de vida para que la dignidad de alguien no sufra menoscabo. Su sueldo le permite vivir con decoro.”. ¡Tate Don Pedro!, ¡si es cierto hombre!, si esta definición se la hizo la Academia pensando en usted, si es que su nivel mínimo de calidad de vida no debe sufrir ningún menoscabo, o ¡qué nos creemos!, que todo un señor Alcalde de Huelva va a cobrar menos que el señor Presidente del Gobierno de España, o que el señor Presidente de la Junta de Andalucía. No, no, ..., de eso nada.


Y es que los onubenses somos así. Que sube el paro de forma alarmante, que Tioxide amenaza con cerrar (ánimos a mis queridos Luis y Francis entre otros), que Fertiberia, Atlantic Cooper o Nilefos se tambalean, ¡qué importa!, ¡el sueldo de nuestro alcalde le ha de permitir vivir con decoro!, ¡tiene castaña la cosa!, (por no utilizar el sinónimo de gónadas masculinas).


Ante semejante indecencia termino por dirigirme al señor Chaves. Querido Presidente hay una Comisión que está durmiendo el sueño de los justos, esa Comisión, que creo que en su día la presidía un exalcalde de Gibraleón (del PP por cierto), trataba de fijar los sueldos de los ediles de acuerdo a la población por la que eran elegidos. Retómela, que los parados de nuestra Comunidad no se indignen ante casos como éstos, que mientras un goteo incesante de hombres y mujeres se dirigen diariamente a las colas del paro, algunos políticos echan por tierra la noble labor de servir a un pueblo.

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