Querido Presidente:
Fui una de las personas que vio tu elección de Presidente de EEUU como una gran esperanza ante la desazón que nos embargaba entonces y que hoy desgraciadamente, aunque con nuevas perspectivas, se mantiene.
Hace poco recibiste el premio Nobel de la Paz y desde mi punto de vista no habías hecho aún nada para merecerlo, pero los que te lo dieron, creo que de alguna manera lo hicieron, porque esperaban algo de ti, es lo que yo pienso. El azar, en este caso maldito azar, te va a poner a prueba y podrás justificar que no se equivocaron contigo. Has reaccionado mandando marines, esta vez como ayuda humanitaria, cosa que no hicieron otros que te precedieron en tu cargo, que cuando mandaban al 7º de caballería era para castigar al pueblo y mantener en sus puestos a esos dictadorzuelos que tan buen servicio prestaban a las multinacionales de tu país.
Ahora como digo es tu tiempo, aprovéchalo, no nos defraudes, sanemos entre todos las heridas de ese pueblo haitiano que nunca fue verdaderamente libre, porque lo impidieron los Duvalier de turno, y cuando se restañen sus heridas lucha por conseguir una verdadera democracia no sólo allí, sino en otros Haití (demasiados), que hay repartidos por todo el planeta. Esa misión se conseguirá con más justicia social, o sea, con inversiones en educación, sanidad, reparto de riquezas, etc. Quizás así surjan menos terroristas, porque lo único que tienen que perder en muchos casos, son sus míseras vidas.
Que los hados te sean favorables.
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