Vinieron de la forma más variada posible: algunos lo hicieron con visado de turistas, otros en pateras, y así hasta infinidad de formas. En común tuvieron la desgracia de abandonar sus países por el hambre, la guerra, las creencias políticas o religiosas, la esclavitud a la que eran sometidos, etc. En resumen la injusticia.
Cuando llegaron sufrieron penalidades, les dejamos los peores trabajos, los peores remunerados y entonces vivieron en sus carnes que no todo el monte es orégano.
Al surgir la crisis fueron los primeros en padecerla, les quitamos sus puestos de trabajo, los abandonamos y comenzaron a levantarse voces para que fueran expulsados, sin querer reconocer que ayudaron a construir este país, que algunos impresentables levantaron su riqueza aprovechándose de la pobreza, que la Seguridad Social engordó sus arcas gracias a ellos, pues nada, no importa y en eso llega Vic y más tarde Torrejón para decirles que puerta, que no os queremos. ¡Viva el puente aéreo de la injusticia!
Cuando llegaron sufrieron penalidades, les dejamos los peores trabajos, los peores remunerados y entonces vivieron en sus carnes que no todo el monte es orégano.
Al surgir la crisis fueron los primeros en padecerla, les quitamos sus puestos de trabajo, los abandonamos y comenzaron a levantarse voces para que fueran expulsados, sin querer reconocer que ayudaron a construir este país, que algunos impresentables levantaron su riqueza aprovechándose de la pobreza, que la Seguridad Social engordó sus arcas gracias a ellos, pues nada, no importa y en eso llega Vic y más tarde Torrejón para decirles que puerta, que no os queremos. ¡Viva el puente aéreo de la injusticia!
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